Kavya Chowdhry, ETC Group & Coraina de la Plaza, Hands Off Mother Earth! (HOME) Alliance
En la carrera por salvar el planeta, algunos han encontrado lo que creen que podría ser un atajo: la geoingeniería. La geoingeniería se refiere a la manipulación a gran escala de la atmósfera y de los ecosistemas marinos y terrestres para intentar paliar algunos síntomas del cambio climático. ¿Por qué abordar las causas profundas del cambio climático cuando se puede modificar la atmósfera o los océanos y vender créditos de carbono manipulando la naturaleza a gran escala?
Los partidarios de la geoingeniería afirman que se puede absorber CO2 o reflejar la luz solar al espacio, sin dejar de depender de los combustibles fósiles. Si estas tecnologías se despliegan a gran escala, podrían tener impactos profundos, impredecibles y potencialmente irreversibles sobre la biodiversidad y plantear además una serie de riesgos geopolíticos, sobre los derechos humanos y medioambientales sin precedentes. Es imposible probar el impacto previsto de las tecnologías de geoingeniería sobre el clima sin un despliegue a gran escala en el exterior, con el consecuente riesgo de sus efectos nocivos e incluso irreversibles y de convertir la Tierra en un laboratorio.
Los riesgos de la geoingeniería han sido reconocidos por los organismos de la ONU, especialmente el CDB, en múltiples ocasiones. En 2008, por consenso de todas las Partes, el CDB adoptó una decisión pionera sobre la fertilización de los océanos que descartaba explícitamente que ésta se utilizara con fines comerciales. En 2010, el CDB adoptó la decisión X/33 8 (w), que pedía una moratoria de facto sobre el despliegue de todas las actividades de geoingeniería hasta que se cumplieran una serie de condiciones; a dia de hoy ningua de esas condiciones se han cumplido. Otros organismos como el Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos, el Convenio de Londres/Protocolo de Londres (LC/LP), el Tribunal Internacional del Derecho del Mar (ITLOS) también han abordado los impactos de la geoingeniería.
A pesar de la moratoria de facto sobre la geoingeniería y de las preocupaciones expresadas por los organismos científicos y otros organismos de la ONU, los proyectos y experimentos de geoingeniería, incluidos muchos con fines comerciales, se están multiplicando rápidamente, con impactos potencialmente graves sobre la biodiversidad en los bosques, las zonas costeras, los mares y las profundidades oceánicas. Por ejemplo, hay más de 40 empresas, en su mayoría privadas y con sede en Estados Unidos, que ya están realizando o planean llevar a cabo docenas de experimentos y proyectos de geoingeniería marina en mar abierto, algunos de ellos de gran escala.
Por ello, la COP16 del CDB representa una oportunidad crucial para pedir el fortalecimiento, la aplicación y el cumplimiento de decisiones previas críticas del CDB que ayuden a evitar la erosión de la moratoria de facto. En la COP16, las Partes del CDB deberían:
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Reafirmar la decisión X/33 8 (w) sobre biodiversidad y cambio climático;
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Reconocer el trabajo en curso en el Protocolo de Londres / Convenio de Londres sobre técnicas de geoingeniería que afectan a los océanos;
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Garantizar que no se permitan los experimentos de geoingeniería solar y marina en campo abierto;
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Garantizar que las actividades de geoingeniería queden excluidas en la aplicación del KMGBF;
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Exigir a todas las partes del CDB que informen periódicamente sobre cualquier iniciativa de geoingeniería que se lleve a cabo en o por sus países;
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Encargar a la Secretaría del CDB que se ponga en contacto de manera proactiva con todos los demás organismos de la ONU que estén debatiendo sobre geoingeniería (por ejemplo, las negociaciones en curso sobre un nuevo régimen del carbono en el marco de la CMNUCC) solicitándoles que respeten las decisiones
pertinentes del CDB.